El Senado le Puso un Límite al Ejecutivo por el Presupuesto Educativo y de Salud
¡Se picó en el Congreso y feo! El Senado no se anduvo con chiquitas y le dijo "NO" al veto del presidente Milei. ¿Qué significa esto en criollo? Que la guita que ya se había votado para las universidades nacionales y para los hospitales de chicos no se toca.La decisión fue casi unánime y dejó en claro que, aunque el Presidente quiera meter tijera, el Congreso tiene la última palabra. Esto generó un terremoto político y abrió un debate picantísimo: ¿quién tiene el poder real para decidir en qué se gasta la plata de nuestros impuestos? La novela recién empieza...
10/1/2025


Lo que sucedió esta semana en el Senado de la Nación fue mucho más que una simple votación; fue una contundente demostración de fuerza del Poder Legislativo frente al Ejecutivo. La decisión de rechazar el veto presidencial sobre la financiación de universidades y hospitales pediátricos marca un punto de inflexión en la relación entre ambos poderes. El gobierno de Javier Milei había justificado el recorte como una medida indispensable dentro de su estricto plan de ajuste fiscal, argumentando que era necesario para alcanzar el déficit cero.
Sin embargo, la amplia mayoría de los senadores, incluyendo a legisladores de bloques que suelen acompañar al oficialismo, interpretó la medida como un ataque a pilares fundamentales del Estado de bienestar, como son la educación pública y la salud infantil. La sesión fue un hervidero de discursos encendidos, donde se cruzaron argumentos económicos con defensas apasionadas de la universidad pública como motor de ascenso social.
Ahora, con el veto anulado, la ley que garantiza esos fondos queda firme y el Ejecutivo está legalmente obligado a transferir las partidas presupuestarias. Este episodio no solo deja al Gobierno con una derrota política significativa, sino que también sienta un precedente importante. El mensaje del Congreso es claro: el ajuste fiscal tiene límites, y esos límites los marcan las leyes que ellos sancionan. La gran pregunta que queda flotando es si el Gobierno buscará un camino de mayor diálogo y consenso o si, por el contrario, redoblará la apuesta y buscará gobernar por decreto, tensando aún más la cuerda institucional.