Rescatan a 42 trabajadores, dos de ellos menores, víctimas de explotación laboral
Un total de 42 trabajadores rurales, que vivían en condiciones de extrema precariedad, fueron rescatados en las últimas horas durante un operativo contra la trata de personas con fines de explotación laboral en una zona rural de la provincia de Santa Fe. Entre las víctimas se encontraban dos menores de edad, lo que agrava aún más la situación.
10/1/2025


Horror en el Campo: La Anatomía de un Rescate que Expone la Esclavitud Moderna
El rescate de 42 trabajadores rurales, incluyendo dos adolescentes de 16 y 17 años, en un campo de la provincia , ha dejado al descubierto, una vez más, la brutal realidad de la trata de personas con fines de explotación laboral, una forma de esclavitud moderna que persiste en el corazón productivo de Argentina. Más allá de la cifra, el caso revela un patrón de engaño, sometimiento y deshumanización que requiere una mirada profunda.
El Engaño: Falsas Promesas para Captar a los Más Vulnerables
La investigación, impulsada por la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), se originó gracias a una denuncia anónima que activó las alarmas. El modus operandi de la red de explotación era el clásico en estos delitos: reclutadores, conocidos como "enganchadores", se dirigían a provincias del norte argentino, principalmente Santiago del Estero y Chaco, donde la escasez de empleo formal genera un terreno fértil para las falsas promesas.
A los trabajadores, en su mayoría hombres jóvenes con familias a cargo, se les ofrecía un paquete irresistible: un buen salario, transporte cubierto desde sus lugares de origen, y vivienda y comida aseguradas. Les prometían condiciones dignas para el arduo trabajo de desmonte y cosecha de leña, una labor físicamente extenuante. Con la esperanza de un futuro mejor, dejaban atrás sus hogares para emprender un viaje que los llevaría directamente a una trampa.
La Realidad: Hacinamiento, Deuda y Aislamiento
Al llegar al establecimiento rural, ubicado en una zona de difícil acceso para evitar controles, el sueño se convertía en pesadilla. La "vivienda digna" consistía en carpas improvisadas hechas con plásticos y chapas, sin las mínimas condiciones de higiene y salubridad. Dormían hacinados, a la intemperie, sin acceso a agua potable, baños o electricidad.
Las jornadas laborales se extendían de sol a sol, superando ampliamente las 12 horas diarias, sin ningún tipo de equipamiento de protección personal como guantes, cascos o calzado de seguridad, exponiéndolos a constantes riesgos de accidentes. La comida era escasa y de mala calidad, a menudo insuficiente para reponer las energías consumidas.
Peor aún, los trabajadores quedaban atrapados en un sistema de deuda fraudulento. Los explotadores les descontaban de sus supuestos salarios el costo del traslado, la comida y las herramientas, a precios exorbitantes. Este mecanismo perverso aseguraba que los trabajadores nunca pudieran saldar su "deuda", perdiendo su libertad y quedando bajo el control total de sus captores, en una situación de servidumbre.
El Operativo y la Asistencia: La Intervención del Estado
El procedimiento de rescate fue ejecutado por la Gendarmería Nacional, que irrumpió en el campo para liberar a las víctimas. El operativo contó con la participación crucial de psicólogos y asistentes sociales del Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata, quienes brindaron la primera contención a personas que se encontraban en un estado de shock y extrema vulnerabilidad física y emocional.
Una vez rescatados, los 42 trabajadores fueron trasladados a un lugar seguro, donde recibieron atención médica, alimentación adecuada y ropa. El siguiente paso es asegurar que puedan prestar declaración en condiciones seguras para la causa judicial y, finalmente, garantizar su retorno seguro a sus provincias de origen a través del Consejo Federal de Trata.
Mientras tanto, la causa judicial avanza para identificar y detener a toda la cadena de responsables: desde los capataces del campo hasta los dueños del establecimiento y los reclutadores. Se enfrentan a graves acusaciones bajo la Ley 26.842, que prevé duras penas para el delito de trata de personas, agravado en este caso por la presencia de menores de edad y la pluralidad de víctimas. Este operativo no solo salvó 42 vidas de la explotación, sino que también sirve como un crudo recordatorio de un delito que se oculta a plena vista en los campos argentinos.